lunes, 30 de noviembre de 2009

Capítulo 8

Comienza la construcción

Llegaron al borde del precipicio que daba al gran lago, donde habían acordado levantar la primera piedra de lo que sería el castillo de Hogwarts. Rowena había conseguido un casco de capataz y llevaba la bolsa de planos, se había empeñado en que sabía leerlos y que no era la primera vez que construía en castillo.

- Es muy fácil, ya veréis, sólo seguid mis instrucciones al pie de la letra, que yo soy la lista.

- Lo que tú digas -dijo Helga, casi sin respiración- pero yo necesito descansar, ¡la madre del tejón! qué pateo desde Hogsmeade... que sepáis que no voy a ser yo quien haga las compras, y menos mi Bolo, miradlo, si es que no puede ni con su alma.

Bolo estaba en brazos de Helga, con la lengua fuera. Las mascotas de los cuatro magos iban con ellos, aunque Mufasa, el león de Godric, estaba dormido como de costumbre.

- Puess yo esstoy bien, podemoss empezar.

- No se haga el jovenzuelo, don Salazar, que le puede dar reuma.

- Primero hay que quitar los árboles ¿no? -preguntó Godric, ilusionado y sacando la varita- ¡INCENDIO!

Una enorme bola de fuego salió de su varita achicharrando todo lo que estaba cerca. Los demás magos pudieron defenderse con hechizos protectores, excepto Rowena, que se había equivocado de hechizo y acabó algo chamuscada.

- Ui, ¿que no era Accio el hechizo protector? estoy un poco harta de que cambien los nombres sin avisarme... pero tranquilos, estoy bien, ahora un Avada y estaré lista... -Rowena se estaba apuntando a la cara con su varita y estaba a punto de lanzarse el hechizo, pero Godric la detuvo.

- ¡No! por Merlín, Rowena, contempla el incendio, las llamas quemando todo, el crepitar, el calor... muajaja... muaaaajajaja.

- ¡Hay que frenar essto! -gritó Salazar mientras lanzaba chorros de agua a las llamas más cercanas.

Después de impedir que el incendio llegara a Hogsmeade volvieron a reunirse en el lugar indicado. Rowena sacó algunos planos y los puso en el suelo.

- Bien, aquí va un muro que va desde el suelo hacia arriba. Esto es importante, nunca al revés.

- Básicamente porque es imposible, bonita.

- Y después... -Rowena pareció dudar un instante-, bueno, id haciendo el muro y luego os digo.

Se repartieron la faena. Salazar se encargó de vigilar a las cuatro mascotas, Godric de traer piedras (se había quitado la camisa), Rowena de ordenar y Helga... de hacer el muro.

- Os parecerá bonito... una pobre madurita a la par de interesante haciendo de obrera de la construcción...

Por fin terminaron el muro, pero estaba un poco inestable.

- ¿Estas segura, Rowena, de que no hay que poner nada entre las piedras? No sé... algún tipo de argamasa o...

- No hace falta, pero... espera, creo que este muro quedará mejor allí, le dará más el sol, sí, sí, allí, movedlo.

- ¿Pero qué te has creído? ¿Que un muro es un mueble?

- Aquí la lista soy yo y digo que este muro va allí.

Después de varios cambios del muro Helga decidió ir al pueblo a buscar voluntarios. Consiguió al menos cincuenta vecinos de Hogsmeade.

- ¿Cómo los han convencido? -preguntó Godric.

- No subestimes el poder de los guisantes, querido...

Los vecinos se pusieron a las órdenes de Rowena, juntos consiguieron levantar un par de muros y poner un tramo de suelo, pero los muros se caían con frecuencia.

- Rowe, que digo yo... -dijo Helga- ¿No hay que poner cimientos y estas cosas?

- Erm... cimientos... ¡claro! toma una pala y empieza a cavar.

- ¿Pa' qué habré abierto la boca...?

Godric estaba todo el rato paseando por todas partes, descamisado y con la misma piedra sobre el hombro, quería lucirse. Helga estuvo varias horas cavando hasta haber conseguido un agujero bastante profundo, fue entonces cuando Bolo calló dentro.

- ¡Bolo! ¿Qué haces aquí, chiquitín? Vuelve con el tito Salazar...

- Ssí, vuelve con tu tito Ssali...

El tejón obeso se dio cuenta de que estaba boca arriba, dio varios movimientos bruscos y consiguió ponerse a cuatro patas para esconderse debajo de las faldas de Helga.

- Bolo, ya vale, no tengo ganas de jugar al escondite, vete con Salazar y déjame tranquila, que estoy cavando... por cierto... ¿esto no es un cráneo de...? CUCHA ROWEEEEEE

- QUÉEEEEE

- COROQUE ESTO ES UN CEMENTERIO DE CENTAUROOOOS

- POS NO HABÍA NINGÚN CARTEEEEL

Cuando Helga salió del agujero se fijó en que Godric seguía paseando con la misma piedra, pero los vecinos ya no estaban.

- ¿Dónde está todo el mundo?

- Se han ido -dijo Godric.

- Es que dicen que están hartos de cambiar los muros de sitio, y me han dejado ese donde no tocaba. Qué poca vergüenza... Helga, no es por nada mona, pero no vuelvas a encargarte de la mano de obra, no vales para eso, qué se le va a hacer.

- Alomejor la que no vale para... para nada eres tú, guapita de cara.

- Gracias, la exfolio cada día... bueeno, por lo menos tenemos un cuartito.

Rowena señaló una especie de iglú de piedra donde había una tosca entrada.

- Pasad, pasad.

- ¿Ahí adentro? yo paso -protestó Helga- no parece muy estable...

- Bobadas, es lo más seguro que hay en el mundo, te lo digo yo que soy la lista.

De pronto se levantó una suave brisa que levantó unas partículas de cenizas del incendio, que fueron a parar sobre el iglú de piedra y... "cataplóm", el pequeño cuartito se transformó en un montón de piedras polvorientas.

- Es que... -intentó justificarse Rowena- esa brisa iba con mala leche ¿eh? ahí... a malmeter...

- ¡No me lo puedo creer!

Todos se giraron hacia Salazar, que estaba dando brincos rodeado de decenas de elfos domésticos, parecía muy feliz.

- ¡Aiba! Elfos.

- Qué cosas más feas...

- ¿Noss loss podemos quedar? -les dijo Salazar, con una mirada de corderito- Porfa, porfa, porfa.

- Ande, no sea infantil, que usted ya tiene una edad... pero creo que... nos podrían ayudar a construir el castillo...