sábado, 24 de octubre de 2009

Capítulo 4

Un "amante" de los animales

Salazar Slytherin estaba en su habitación del hostal de Hogsmeade junto a su serpiente Tomasa preparándose para la cena con los tres amigos recién conocidos, todos discípulos de Merlín. Mientras se pensaba mil y una aventuras notaba como la lengua de su serpiente le acariciaba el cuello.

- Ahora no, Tomassa, máss tarde.

Su vida había sido muy difícil. De niño, cuando era prácticamente un bebé, sus padres lo habían abandonado en un bosque por dos razones: por feo y por brujo. Ese niño sabía hacer cosas muy raras, cosas que hubieran puesto en apuros a la familia entera, y a sus veinticuatro hermanos.

- No te preocupes, cariño, podemos tener otro más guapo y más normal -dijo su padre mientras se alejaban del bosque, dejando al bebé Salazar en medio de la jungla.

Salazar se había criado sin nombre. Decenas de animales lo alimentaron durante su niñez: osos, patos, monos, serpientes... y fue entonces, a los 14 años, cuando descubrió su amor por los animales. Recorrió grandes distancias, hasta que acabó atrapado en un horrible incendio que destruyó su hogar. Entonces, Salazar encontró un pueblo, y en el pueblo había caballos...

Un hombre viejo lo descubrió, Merlín se llamaba. Durante diez años lo educó y adiestró en la magia. Finalmente, se vio preparado para iniciar su convivencia con los muggles.

Merlín lo enchufó en una pequeña aldea de muggles, todos ellos ganaderos.

- Recuerda, Salazar, nada de magia ahí fuera.

- Tranquilo maesstro, no ussaré la magia precissamente... -respondió mirando con ojos golosos una de las yeguas del vecino.

Desde que Slytherin se implantó en aquella aldea pantanosa, los animales no volvieron a ser los mismos. Las vacas dejaron de dar leche, las más valientes la daban, pero amarga. Las gallinas dejaron de poner huevos y los gallos perdían las plumas por depresión. Las ovejas no se atrevían ni a dar lana, y los perros temían acercarse a la casa del recién llegado.

Un día los aldeanos se reunieron en secreto y acordaron hacer una trampa, pensaban que los lobos del bosque cercano estaban detrás del estrés de sus animales.

Salazar salió, como todas las noches con su serpiente al cuello. En silencio se confundía con las sombras y llegaba a todas partes de la aldea sin ser detectado. Pero algo llamó su atención.

Una cordera de muy buen ver, con los labios carnosos, las orejas de punta y el rabo meneándose de forma provocativa.

- Mira essa corderita, ai omá qué rica. Essta quiere marcha, Tomassa, te lo digo yo. Voy a entrarle.

Se acercó en silencio a la cordera, que parecía que le guiñaba un ojo. Salazar se emocionó y dio por hecho muchas cosas.

- Hola guapa, ¿tieness novio?

Inmediatamente decenas de antorchas se encendieron a su alrededor y todos los ganaderos de la zona llevaban sus afiladas herramientas en las manos.

- ¡A por él! ¡¡Es un pervertido!!

Salazar no tardó en reaccionar, sacó su varita mágica y se lió a lanzar maldiciones. No quedó vivo allí ni el Tato.

- Lo ssiento, querida, pero debo marchar, durante un tiempo sseré un huído de la jussticia muggle, pero encontraré un lugar para ocultarme. Esstaré bien, pero mándame una lechuza, ¿vale? ssi ess possible que ssea guapa... adióss, preciossa, lo nuesstro no pudo sser.

Es así como había llegado hasta Hogsmeade, buscando refugio entre los magos para que los muggles no diesen con él.

Cuando llegó a las puertas de Las Tres Escobas, Helga Hufflepuff le abrió la puerta sujetándolo por el brazo con cariño.

- Pase, ande, cuidado con el escalón, que a su edad una rotura de cadera es mortal.

- ¡Que no soy un viejo! tengo 32 años.

- Que sí, que sí. Venga usted, lo estábamos esperando. Tenemos una sala reservada, con una pequeña guardería para nuestras mascotas. Su serpiente no muerde ¿verdad?

- Ssólo cuando yo sse lo pido, ¿verdad Tomassa? jijiji.

Al abrir una puerta del local vieron una mesa amplia llena de toda clase de comidas y bebidas, y en un rincón, rodeado por una valla, una pequeña zona de recreo. Allí había un león dormido enorme,y un tejón obeso y un cuervo arrinconados con cara de aterrados y temblando, que saltaban del susto cada vez que el león roncaba.

- Anda, Bolo, no seas tonto y preséntate, que seguro que os caéis bien. Ains... hay que ver, son como niños...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Un Salazar Zoofílico? Vaya...
No me lo imagino así, pero supongo que tiene su gracia. Y, después de todo, la intención del FF es la comicidad.
Saludos.

Anónimo dijo...

OMG Amo, recontra amo tu fic, no tienes idea de como me he reido, es genial *-* espero que cuando tengas tiempo actualices, es magnífico!

Unknown dijo...

Jejeje, gracias :D es una parodia de TODOS los fundadores, con sus defectillos y esas cosas xD

Actualizamos alrededor de dos veces por semana :D